martedì 27 novembre 2012

Club Magazine / Venezuela


Rinat Shingareev
Ego Pop.

Existen quienes dicen que la verdadera fama se alcanza cuando tu foto sale en la sección de chismes de los tabloides. Otros aseguran que mientras más haters tengas, mejor lo estás haciendo. Puede que ambas afirmaciones sean ciertas; aun así, lo más probable es que uno alcance real estatus de ícono cuando lo retratan con una corona de espinas o sosteniendo un busto romano de uno mismo; cuando eres lo suficientemente importante para ser inmortalizado a través del pop art. Y obvio que al hablar de este género artístico,
muchas veces pensamos en el genitor pop por excelencia, Andy Warhol, fuente de divina inspiración para muchos en el medio. De hecho, Roy Lichtenstein, Takashi Murakami, hasta Banksy, son algunos de los nombres que le han estado inyectando un peculiar
sentido de belleza al arte desde los tiempos warholianos. De la misma manera, surgen cada vez más propuestas, cada vez más interesantes. Tal es el caso de Rinat Shingareev, quien, según su blog y página de Facebook, es el mejor artista vivo de nuestros tiempos. El tagline, aunque trillado, pareciera ironizar sobre la inmediatez de la fama y la autoproclamación de ésta; y aunque los líderes de opinión y demás artífices mediáticos se han encargado
de decir que todo es “lo mejor de nuestra era” o “lo mejor en la historia”, habrá que admitir que este artista de ancestros soviéticos muestra una extraordinaria promesa.
Si nos tomamos la molestia de ver el mundo a través de los ojos de Rinat, podemos descubrir una realidad brillante y colorida.
Sus obras son un estupendo indicativo de que este artista ha dejado sorprenderse por todo lo que lo rodea, sacando lo más interesante
de cada detalle de cada película, canción, discurso político o movimiento urbano que lo rodea. En consecuencia, al tomar el pincel por las riendas y el lienzo por los cachos, genera los más intrigantes retratos: Lady Gaga desnuda entre dos calaveras, George
Bush llorando rodeado de astronautas o la Reina Isabel II vestida de la época de los Tudor. Y a pesar de que al ver sus obras sobresale un verdadero artista, Rinat se considera un simple observador que se ha encargado de comentar nuestra realidad a través de una
mezcla de colores saturados, situaciones inverosímiles y, desde luego, iconografía pop. He ahí el éxito de su propuesta. Por otra parte, vale la pena destacar que Rinat comenzó a explorar
su furiosa creatividad de los muy tempranos cuatro años de edad cuando comenzó a dibujar a sus héroes favoritos de los cómics. Desde ese entonces, siempre le urgió expresarse a través
del dibujo y la creación artística. Su crianza en Rusia fue un gran motor para esto. Creció en la provincia, en un ambiente tranquilo y familiar, donde aprendió mucho no sólo en el colegio, sino en las calles, extrayendo conocimiento de lo que ocurría a su alrededor.
Además, siempre practicó diferentes deportes y actividades que, según él, le forjaron un poderoso sentido de la responsabilidad y la disciplina. Estudió en la una academia de bellas artes en Rusia donde se formó como fotógrafo, diseñador industrial, diseñador
de interiores y, por supuesto, pintor. Muchos lo tildan de “sucesor pop”, ya que parte de los ideales vanguardistas y técnicas revolucionarias del coloso Andy Warhol y el increíble Jasper Johns. Actualmente, Rinat trabaja desde Italia, aunque afirma que nunca permanece en un mismo sitio por mucho tiempo ya que también se alimenta de la aventura que ofrecen lugares, culturas y personas desconocidas. Es necesario que un artista pop se mantenga fresco. Aunque las tendencias cambien –siempre habrá nuevas técnicas, estilos y formatos–, Rinat asegura que el género siempre tratará sobre lo actual. En su caso, él procura explorar los cánones clásicos del género mientras introduce nuevos elementos. Aunque su obra puede llegar a ser algo polémica, estos retratos icónicos son, más bien, tributos, honores rendidos que elevan a esos sujetos al estatus de objetos. Unas irreverentes y curiosas muestras de respeto y admiración. Es el caso de Rinat Shingareev, desde Rusia, con amor.


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